Con la invitación de la Pastoral Educativa de la Congregación a trabajar con el lema “Bajo tu Amparo”, hemos comenzado el Mes de María 2019, con un especial énfasis en la reflexión de la contingencia por la crisis social y política que estamos viviendo como País.
Cada día nos reunimos a las 11:15 horas para rezar como comunidad educativa. La reflexión que hemos elegido es la misma que compartió la Pastoral de la Universidad Católica y que está basada en discursos de los Papas Francisco y San Juan Pablo II, adaptada a nuestro contexto escolar.
Lo compartimos por este medio, para que puedan rezarlo en sus trabajos o casas. O reforzarlo durante las noches en familia. Confiemos en María el dolor y el sufrimiento de nuestro Pueblo, pidámosle que nos acompañe y nos acoja Bajo su amparo.
Mes de Maria 2019 (Descargar PDF)
“Oh María, durante el bello mes que os está consagrado, todo resuena con vuestro Nombre y alabanza. Vuestro santuario resplandece con nuevo brillo, y nuestras manos os han elevado un trono de gracia y de amor, desde donde presidís nuestras fiestas y escucháis nuestras oraciones y votos. Para honraros, hemos esparcido frescas flores a vuestros pies y adornado vuestra frente con guirnaldas y coronas. Mas, Oh María, no os dais por satisfecha con estos homenajes; hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan y hay coronas que no se marchitan. Estas son las que Vos esperáis de vuestros hijos; porque el más hermoso adorno de una Madre, es la piedad de sus hijos y la más bella corona que pueden deponer a sus pies es la de sus virtudes. Sí, los lirios que Vos nos pedís, son la inocencia de nuestros corazones; nos esforzaremos, pues, durante el curso de este mes, consagrado a vuestra gloria, ¡Oh Virgen Santa!, en conservar nuestras almas puras y sin manchas y en separar de nuestros pensamientos, deseos y miradas, aún la sombra misma del mal. La rosa cuyo brillo agrada a vuestros ojos, es la caridad, el amor a Dios y a nuestros hermanos; nos amaremos pues, los unos a los otros, como hijos de una misma familia, cuya Madre sois, viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal. En este mes bendito, procuraremos cultivar en nuestros corazones la humildad, modesta flor que os es tan querida, y con vuestro auxilio llegaremos a ser puros, humildes, caritativos, pacientes y resignados. ¡Oh María!, haced producir en el fondo de nuestros corazones, todas estas amables virtudes; que ellas broten, florezcan y den, al fin, frutos de gracias, para poder ser algún día dignos hijos de la más Santa y de la mejor de las Madres”.
Amén.
“¡Oh María, Madre de Jesús, nuestro Salvador y nuestra buena Madre! Nosotros venimos a ofreceros, con estos obsequios que colocamos a vuestros pies, nuestros corazones, deseosos de seros agradables, y a solicitar de vuestra bondad un nuevo ardor en vuestro santo servicio. Dignaos presentarnos a vuestro Divino Hijo, que en vista de sus méritos y a nombre de su Santa Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de la virtud; que haga lucir con nuevo esplendor la luz de la fe sobre los infortunados pueblos que gimen por tanto tiempo en las tinieblas del error; que vuelvan hacia El, y cambie tantos corazones rebeldes, cuya penitencia regocijará su corazón y el vuestro. Que convierta a los enemigos de su Iglesia, y que, en fin, encienda por todas partes el fuego de su ardiente caridad; que nos colme de alegría en medio de las tribulaciones de esta vida, y de esperanza para el porvenir”.
Amén.