“No me acobardaré jamás a las primeras dificultades” (Pens. 22 Madre María Magdalena Guerrero Larraín, Fundadora Religiosas de la Preciosa Sangre).
Con estas palabras de nuestra Madre Fundadora de hace más de 100 años, y que hoy más que nunca tienen mucho sentido por la reivindicación de sus
derechos, en el día Internacional de la Mujer enviamos este saludo a todas las Cecilianas: estudiantes, mamás, tías y abuelas, educadoras, religiosas y a nuestras queridas asistentes de la educación.
Porque luchan día a día, porque son valientes, inteligentes y capaces de lograr cualquier cosa que se propongan.
Hoy se conmemora el Día Internacional de la Mujer, una fecha que recuerda a toda la sociedad las luchas femeninas por obtener mejores condiciones laborales. Fue en 1975, cuando la asamblea general de la ONU declaró oficialmente el día 8 de marzo Día Internacional de la Mujer Trabajadora y desde entonces conmemoramos la lucha de la mujer por su participación en pro de la igualdad con el hombre, en la sociedad y su desarrollo íntegro como persona.
La lucha de las mujeres ha sido ardua a los largo de los años, pues a pesar de que comenzamos un nuevo siglo, muchas de las injusticias y desigualdades siguen aquejando a cientos de mujeres a lo largo del planeta.
Es por esto que consideramos hoy, profundamente necesario reconocer y agradecer la labor de cada una de ustedes desarrolla, en las aulas, la investigación, la creación, la administración, el aprendizaje, que entregan muchas veces, en doble jornada -la que realizan con sus familias en sus hogares- un aporte que enriquece nuestro quehacer: la mirada femenina plena de solidaridad, cooperación y trabajo en equipo. Asimismo, un día que reconoce desde hoy y siempre, a cada una de nuestras jóvenes mujeres quienes serán el futuro de nuestra sociedad.
Asimismo, debemos agradecer a aquellas mujeres que dedicaron su vida a la vocación del cuidado del prójimo y el desarrollo de la fe, quienes desde su propia vereda han decidido dar su vida por otros.
Este día nos recuerda que tenemos que avanzar en el logro de mayores espacios de igualdad para nosotras, en ese sentido: abrir cada vez con mayor fuerza las puertas a las estudiantes en carreras repletadas de hombres; propiciar más desarrollo de las académicas; en las tareas que les competen; más calidad de vida y perfeccionamiento.